Donde el sufrimiento se detiene
A Torinói Ló
(El caballo de Turín Hungría / 2011) Dirección: Béla Tarr y Agnes
Hranitzky. Con János Derszi, Erika Bók, Mihaly Kormos. Guión: Béla Tarr y
Lászlo Krasznoharkai. Fotografia: Fred Kelemen. Edición: Agnes Hranitzky.
Duración: 146 min.
Muchos de nosotros enfrentamos
innumerables problemas en la vida, con nuestra familia, en nuestro trabajo, en la escuela, con
nuestros vecinos; las relaciones sociales hacen que suceda, pero luego de ver
esta película todo pasa a ser una nimiedad.
Béla Tarr siempre hizo de su
cine un manifiesto de la tragedia humana, de los sinsabores y de la muerte,
este relato no es la excepción.
La película comienza con el
relato en off de una historia sucedida al filósofo alemán
Friedrich Nietzsche en el año 1889. Cuando caminaba por las calles de Turín
encontró a un hombre golpeando salvajemente a su caballo, lo interrumpió, se
abrazo al caballo y se puso a llorar. Más tarde es diagnosticado con una
enfermedad mental y la únicas palabras que pronunciaría sobre el hecho serían
“que estúpido”.
A continuación, nos presenta seis días en la vida del
individuo al que detuvo el filósofo. Nos muestra como continua viviendo con su
caballo ya viejo y enfermo en un paramo yermo de alguna región de Italia junto
a su hija en una finca raída por fuertes e inagotables vientos.
Día tras día, la vida que deben llevar Ohlsdorfer (interpretado
por János Derszi) y su hija (interpretada por Erika Bók) es miserable, sufrida
y rutinaria. Pareciera que una maldición
ha caído sobre ellos.
La hija de Ohlsdorfer se levanta y vistiendo una gran cantidad de ropa (debido al inclemente frio) se encarga de las responsabilidades de la casa, va a buscar agua al pozo, viste y desviste a su padre, hierve como único alimento un par de papas que comerá sin cubiertos y sin ningún tipo de condimentos, lava la ropa y como único entretenimiento bebe un sorbo de coñac y pasa horas sentada frente a la ventana intentando encontrar un destino que le es esquivo.
Su padre, sufre de parálisis en el brazo derecho, con su
caballo enfermo ya no puede salir a trabajar, pasa las horas durmiendo, cuando
se levanta deben ayudarlo a vestirse (por su discapacidad), bebe coñac con su hija y
también contempla el paso de la vida sentado frente a la ventana.
La casa donde viven es un lugar ruinoso, de duras
texturas, alumbrado solo por tres pequeñas lámparas con una cocina a leña para
calentarlo todo. Solo tres hechos
conmueven el uso acostumbrado; la llegada de un vecino, Bernhard (interpretado
por Mihali Kornos) en busca de alcohol para beber, que ensaya un ideológico discurso
sobre las causas de sus desgracias, cosa que Ohlsdorfer no cree; la aparición
de un grupo de gitanos y la falta de agua. Esto último los obligará a emprender
el éxodo hacia el pueblo para inmediatamente regresar debido a la maltratada salud
de su fiel y castigado compañero.
Luego de todos estos acontecimientos, rápidamente, se precipita
el desenlace, sin nada el fin no tarda en llegar.
Técnicamente, el director elige el blanco y negro
para fotografiar el filme, adecuada elección, a mi entender, que le permite, crudamente, expresar
estéticamente todas las situaciones. El extraordinario uso de la iluminación crea,
realmente, una atmosfera excelente para esta historia.
También, la utilización de todo tipo de planos, en
particular largos planos-secuencias, cámara fija, mudas escenas como si nos
encontráramos observando un cuadro (característico de este director) contribuyen
a crear en el espectador el clima de tedio y hastió que viven los personajes.
No cabe duda que el caballo de Turín tendrá fanáticos y
detractores pero una cosa es segura, no te mantendrá indiferente, visualmente
es un obra encantadora, tal vez exageradamente repetitiva (en sus escenas, en
sus ángulos) si no has visto nunca el cine de Tarr y un poco indiferente en cuanto a la presentación de los
personajes (de los cuales nunca se nos dice nada) pero de características cinematográficas
extraordinarias para todos aquellos que gustan del más riguroso cine-arte.
Esta obra de Claudio A. Borrello está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sientete libre de comentar la entrada, con educación y respeto. Gracias.